jueves, 21 de marzo de 2013

Se hizo el silencio

Ya está. Ya llegó y ya pasó. Se terminaron las Fallas. Ya no suenan petardos por las calles, ni mascletàs a las 14:00 h. en la Plaza del Ayuntamiento. Tampoco hay fuegos artificiales, ni "nits del foc", ni por supuesto fallas. La gente que poblaba la ciudad estos días ha desaparecido, han vuelto a su rutina y a sus trabajos. Ya no hay carpas, discomovidas, falleros y falleras y gente haciendo botellón por donde quiera que vayas.

La calma más absoluta ha llegado a Valencia. Después de la tormenta llega la calma, y en ese caso realmente ha sido así. Ya nos lo advirtieron, que el tema de los petardos era increíble. Y se quedaron cortos.  Hay personas, desde niños hasta mayores, tirando petardos las 24 horas del día. Y no exagero. Parece como si les tuvieran contratados para tirar un tro de bac cada minuto. Los niños aquí nacen con un petardo debajo del brazo. Puedes ver tranquilamente a niños de 3 ó 4 años con un artilugio de estos en las manos. Y los padres tan tranquilos. 

Este año habían cambiado la legislación y los padres tenían que autorizar a los menores para poder tirar petardos. Además, habían rebajado la edad de tirarlos a los 8 años en el caso de los de categoría 1 y a los 10 años en los de categoría 2. Esto es así en la teoría pero yo estos días he visto a niños bastante más pequeños utilizando material pirotécnico. Es su tradición y su cultura, pero no por ello es menos malo. Los niños no son conscientes de lo peligrosos que pueden ser estos artilugios y es responsabilidad de los padres inculcarles el respeto que deben de tener hacia estos objetos. No son juguetes, aunque así parecen usarlo los más pequeños.

Pero no solo ellos corren peligro con el mal uso de los petardos. Durante a cremà fui testigo de como un joven fallero intentaba tirar seis masclets juntos. Lo que era una noche de fiesta y celebración, de despedida de las Fallas y de quema de los monumentos falleros se convirtió para él y un grupo de chicos que le acompañaban en tragedia. Al intentar quemar los seis petardos algo fue mal y le explotó en las manos. No sé a ciencia cierta qué le ocurrió pero desde lejos vimos cómo llevaba las manos llenas de sangre y le explotó en un dedo. 

Me imagino que esta situación no será un caso aislado y a lo largo de los 20 días que duran las Fallas más de uno tendrá este tipo de accidentes. Pero no debería ser lo normal. Las normas de uso están para cumplirlas y cuando se trata de aspectos tan importantes como la seguridad más todavía. Porque posiblemente muchos accidentes de este tipo se pueden evitar con un uso responsable de los petardos.

Aún con todo, la percepción que tienen los propios valencianos es muy diferente a como lo podemos ver la gente de fuera. Para ellos uno de los encantos de sus fiestas es tirar petardos y más petardos. No se apartan  ni se cortan en tirarlos aunque pase gente y no lo ven como algo malo. Supongo que son pareceres distintos, aunque desde fuera, y más para los que no nos gustan estos artilugios, el uso de los petardos se ve con algo de respeto.

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